3 nov 2011

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Esta mañana nos hemos levantado el tiempo y yo, cansados, hartos de seguir  escuchando palabras que jamás saldrán por la boca de nadie y que se quedarán con las ganas de ser ciertas. Hartos de seguir pensando en un futuro, que ahora se encuentra dentro de cada gota de lluvia que se estrella en la ventana. Y qué ironía, ver tu propio destino romperse sobre un cristal, saber que puedes estirar la mano y tocarlo, sentir lo frío que está, lo fuerte que cae, y preferir observar  cómo se cuela entre las baldosas o se escurre por las calles.  Y cuando te fijas en alguna de esas muchas lágrimas que lloran las nubes, cierras los ojos, tan fuerte que crees que se te quedarán las arrugas en la cara, para que cuando los abras,  haya alguien sonriéndote desde la acera. Ahí te muerdes el labio inferior y deseas que también aparezca esa mirada desafiante, que te pone tan nerviosa, y que ocupó tu pensamiento tantas noches antes de ir a dormir... Pero basta, no está bien viajar por el pasado, creo que me he demorado más de lo debido, y el tiempo me agarra de la mano, llevándome lejos del resto de recuerdos que  van evaporándose. Mientras nadamos en los charcos, me explica que la vida es un rompecabezas, y que no podemos  ni detenernos a  pensar en cómo ordenar sus piezas; que él  es capaz estar en más de un lugar a la vez, pero que tiene que correr a una velocidad constante y no puede permitirse descansar para ayudarte a encontrar lo que completa el hueco vacío, solo para remendar daños; que lleva el olvido a cuestas y es demasiado pesado. Me dice también que las palabras se esfuman con el viento, que  lo único que dura para siempre en realidad es nada, que conoce al silencio y son buenos amigos. Y que desgraciadamente, él es el que marca las fechas de caducidad, que todo está en manos de el azar, que después de lo que salga en la ruleta, las cosas comienzan a torcerse.
Al llegar a un punto, me susurra que debe irse, que ahora debo plantarle cara  a las causas y consecuencias, y   cuando le pregunto por qué me ha hablado de todo menos del amor, me contesta que de eso no quiere saber nada.

1 comentario:

  1. Me has puesto los pelos de punta *-* Cuantos sentimientos y qué bien expresados. Qué pasada.

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