if monsters could talk, what'd they say?

Me entran ganas de llorar. Llorar las mentiras,  el tiempo perdido, incluso la distancia... Porque la hay, aunque estemos a menos de veinte centímetros, la hay... Incluso puedo seguir esperando a que entres por esa jodida puerta y me digas "te he echado de menos", o a coger el móvil y escuchar un mensaje tuyo en el  contestador con un cómo te va. Quiero romper este silencio que me perfora el cuerpo de lado a lado y de arriba a abajo, pero me faltas tú, me falta tu voz y me sobra  la mía. Desborda mi dolor, escasea tu cura. Y como bien dijo Neruda, "es tan corto el amor, y tan largo el olvido"...  Pero veo que a  ti no te ha costado demasiado; me pregunto continuamente cuánto tiempo has tardado en dejar de quererme. (Y si es cierto lo que dicen de que todavía no lo has conseguido, por favor, déjame una nota debajo de la puerta, si aún recuerdas dónde vivo.) Pero yo ya no me creo nada, noto en tu mirada  que ya ni me conoces, y qué no hubiera dado yo por estar toda la vida contigo. Nos juramos un para siempre, "pero no de esos que duran unos meses" me dijiste,  y qué hubiese pasado si llegase a imaginar que duraría un suspiro. Que sí, que recuerdo perfectamente la manera de la que me prometiste el cielo y ni siquiera me explicaste cómo llegar. Pero mientras, me conformaré con que hayan cesado las punzadas en el pecho y con saber que ya no me queda nada por decir.